miércoles, 5 de febrero de 2014

Comienza otro día más

Todas las mañanas escucho "próxima estación atocha" bajo del tren y subo las escaleras, no me gusta subir por escaleras mecánicas a no ser que vaya con otra persona, las goteras del techo amenazan con caer sobre algún despistado, yo las esquivo y sigo mi camino, esquivar las gotas es algo que se me da bastante bien, ayer no paraba de hacerlo mientras Rosenvinge me gritaba a los oídos todo lo que había hecho mal y el porqué me odiaba, en fin, me he dado cuenta de que nuestra historia se parece a cualquier canción.
Subo al metro, la gente se ve más deprimida, debe ser que ir en metro es como estar muerto, siempre bajo tierra, llego a mi destino suena No me toquéis de Nudozurdo, me fumo un cigarro, entro a la cocina, tomo un café sólo, con sacarina, salgo a fumar otro cigarro, me esperan ya en la furgoneta, antes de llegar al destino, pasamos por un lugar que recuerdo de mi niñez y que durante estos últimos meses , añoraba, veo que no ha cambiado nada, llegamos al lugar, ese lugar inhumano que hace monstruos humanos, tenemos que pasar un control policial en el que están las fuerzas especiales, tienen miedo, se ve en la forma en la que cogen los subfusiles, y en como de ellos, sostiene una cadena de pinchos que evita que ningún coche se de a la fuga, como en las peliculas, solo que todo parece más real y menos cómicos, aquí nadie va a saltarse un control de las fuerzas especiales, por el amor de Dios, dios, ¿he nombrado a Dios? Debo de tener mas cuidado con mis nuevas compañias, me están cambiando el pensamiento.
Al fin llego, al bajar de la furgoneta el olor de las incineradoras se mete en la nariz, hoy huele a cortezas de cerdo, me fijo que una de mis compañeras está muy centrada en lo que escribo, miro con cara de "metete en tus asuntos" comienza otro nuevo día.

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