jueves, 25 de noviembre de 2010

Calle de la tristeza

Tumbado en la cama, en la oscuridad de mi habitación, se escucha un perro ladrar, creo que lleva cerca de dos años buscando el consuelo de su ama que hace tiempo que marchó a otro lugar, y es que seguramente el perro hoy ha pasado por el dentista y se ha encontrado al mismo grupo de latinos de siempre mirando de forma despectiva e insultando a la gente, mientras que sus ojos enrojecen por el thc, luego se habrá cruzado con el chino que siempre está en la puerta, una tienda que lleva abierta el mismo tiempo que el perro busca consuelo, al que todo el mundo entra a comprar OCB o pedirle cambio para tabaco, pero nada más, el cambio es para comprar tabaco en el ruinoso Kebap por el que hoy también habrá paseado, en el que días enteros no entra ni un alma (o solo para comprar tabaco), y terminará bajando la calle y pasará por la tienda de fotocopias que cada día se encuentra más vacia y su dueña más borde (si cabe)
y ahora que lo pienso no sé si el perro llora por no encontrar a su ama, o por ver lo triste que es esta calle...

de un tiempo a otro

Tanto tiempo sin escribir, en las que pienso que ya no tengo nada que contar, que mi vida está perfecta tal y como está, que no quiero otra vida, ni vivir otro momento, NADA, solo quiero vivir el presente, aunque esto es una rara expresión... lo que definimos como presente ya es pasado, algún día el futuro será presente y que justo al mencionarlo ya será pasado, y estaré aquí viendote, sintiendo que tu puedes pertenecer a cualquier lugar, pero que en ese lugar no existe la palabra tiempo, porque con ciertas personas es dificil marcar si son del pasado, del presente, del futuro o de toda la vida...